DEL COLEGIADO BLANCO AL 71
DE LOS COLEGIADOS BLANCOS A LAS
ELECCIONES DE 1971
LAS ELECCIONES DE 1958
La dureza de la crisis económica
que se abatió sobre el Uruguay a partir de mediados de la década del 50 y cuya
manifestación más irritante a nivel popular fue la inflación, erosionó la
imagen del “quincismo” y de su líder Luis Batlle. No debe extrañar que en las
elecciones de noviembre de 1958 el Partido Nacional obtuviera el triunfo luego
de casi un siglo de no tener el poder ejecutivo en sus manos.
Una vez más los partidos llamados
tradicionales se presentaron divididos en varias corrientes internas (sublemas
y listas). En el Partido Nacional había tres grandes grupos: la alianza de
Herrera y Nardone (herreristas-ruralistas), la Unión Blanca Democrática (UBD) y
los “intransigentes”. En el partido Colorado también se distinguían tres
sectores: la lista 15 de Luis Batlle, la lista 14 de Cesar Batlle Pacheco y la
lista 16. Un grupo de colorados encabezados por Alberto Demichelli votó fuera
del lema colorado.
En el triunfo del Partido
Nacional incidió, además del desprestigio del anterior gobierno colorado, el
aporte en votos que hizo el ruralismo dirigido por Benito Nardone (Chicotazo).
Nardone había iniciado su actividad pública como gremialista rural teniendo
enorme repercusión en el medio rural a través de su programa en CX4 Radio Rural
donde realizaba duras críticas al sector político bajo el seudónimo de
“Chicotazo”.Su prédica se dirigía contra el estatismo y los vicios que había
originado (burocracia, clientelismo político, etc), reclamando que el gobierno
atendiera la situación de los habitantes del campo. En 1951 convocó a un
congreso de delegados de agremiaciones rurales y se formó la Liga Federal de
Acción Ruralista. Esta organización primero actuó como grupo de presión
económica y luego tomó un carácter político aliándose a los sectores más
conservadores de los partidos tradicionales. Su campaña radial se encaminó a
atacar al batllismo quincista que tenía en ese momento la mayoría del Consejo
Nacional de Gobierno y, finalmente, en 1958, Nardone realizó una alianza con
Luis Alberto Herrera apoyandolo en las elecciones.
Pero a un mes escaso de haberse
efectuado las elecciones la alianza entre herrerismo y ruralismo comenzó a
deteriorase por discrepancias en la orientación que se le daría al gobierno y
por el reparto de cargos. A comienzos del año 1959, el diario herrerista “El
Debate” calificaba a Nardone de “intruso” y “comadreja colorada” haciendo
alusión a la militancia de Nardone en el Partido Colorado en su juventud.
EL PRIMER COLEGIADO BLANCO Y LA
REFORMA ECONOMICA
El nuevo gobierno, que asumió en
marzo de 1959, trajo un cambio radical en sus concepciones económicas y
sociales aplicando un modelo liberal en lo económico y tratando de desarticular
el estado benefactor creado por el batllismo. Estos cambios de rumbo se
concretaron el la Ley de Reforma Cambiaria y Monetaria presentada por el
Ministro de Hacienda Juan Eduardo Azzini y que fue aprobada en le Parlamento en
diciembre de 1959.
La reforma consistió en:
a) la supresión del sistema de
cambios múltiples y los tratamientos cambiarios preferenciales que se venía
aplicando como parte del modelo neobatllista. Se argumentaba que ese sistema
era incompatible con la libre importación que el nuevo gobierno quería
instaurar y además había provocado la descapitalización del Bando República por
vender dólares baratos a los importadores de maquinarias para las fábricas. El
nuevo sistema permitía la fijación del valor de las monedas por la oferta y la
demanda. Al implantarse este sistema se elevó el valor del dólar de 4 a 11
pesos.
b) la libre importación, eliminándose
el control a las importaciones. Se
aclaraba que la libre importación alcanzaba incluso a los productos suntuarios
y que sobrevivirían aquellas industrias nacionales que fueran eficientes,
desapareciendo aquellas que se habían mantenido gracias a la protección
estatal. Azzini señalaba que el sistema de cuotas o permisos de importación que
otorgaba el gobierno había beneficiado a determinados importadores que tenían
un monopolio y que en muchos casos se aprovechaba el dólar barató que se daba a
algunos tipos de importación, para introducir mercadería que luego se vendía a
otros países y no quedaba en Uruguay.
c) la eliminación de los
subsidios a la producción agrícola, que había practicado el neobatllismo
fomentando cultivos que luego se industrializaban: trigo, lino, girasol,
remolacha, etc. Se argumentaba que los subsidios endeudaban al estado.
d) disminución de la cantidad de
oro del peso uruguayo, lo que en los hechos significó una devaluación, medida
que favoreció al sector rural exportador que recibió más pesos por las dólares
provenientes de las exportaciones.
¿Cuál fue el resultado de la Ley
de Reforma Cambiaria y Monetaria?
En primer lugar aumentaron las
importaciones lo que permitió superar las carencias que existían de algunos
productos. La libre importación (que no fue total porque se mantenían barreras
aduaneras), la eliminación de los dólares baratos para las importaciones de
maquinaria, materia prima y combustibles y la devaluación del peso,
perjudicaron a las industrias nacionales que no pudieron competir con los
productos extranjeros que ingresaban a Uruguay.
El aumento de las importaciones
(60% entre 1959 y 1962) mantuvo el déficit de la balanza comercial y contribuyó
a aumentar la deuda externa, ya que hubo que recurrir a préstamos del exterior.
Hasta el momento se habían usado las reservas acumuladas en el país durante la
Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea, pero se agotaron y hubo que
recurrir a los préstamos.
Otra consecuencia de la reforma
fue el aumento de la cantidad de bancos que ahora podían dedicarse a la compra
y venta de moneda extranjera.
Esta reforma económica seguía las
orientaciones dadas por el Fondo Monetario Internacional, del cual había
llegado una misión en el mes de julio, pocos meses antes de la reforma. El FMI
se creó al finalizar la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de procurar que
los países mantuvieran un equilibrio en sus balanzas de pagos. En caso de
desequilibrio el FMI actúa para que esos países obtengan financiación, pero a
cambio esos países deben firmar una “carta de intención” donde se comprometen a
cumplir con las recomendaciones que aquel organismo les da. Esa especie de
“receta económica” que el FMI establece para los países, consiste en : tener un
sistema de cambio de moneda único y librado a la oferta y demanda, libertad
para las importaciones y para el ingreso de capital extranjero, contención de
los salarios por debajo de los precios, supresión del proteccionismo, estímulo
a la actividad privada y no intervención del estado en la economía. Además, los
países que reciben los préstamos y firmen las cartas intención, deben permitir
las visitas del FMI para controlar el cumplimiento de dichas recomendaciones.
En setiembre de 1960, poco más de
un año después de la primer visita del FMI, el gobierno uruguayo, con mayoría
herrerista, firmó la primera carta de intención. La oposición parlamentaria
pidió explicaciones al ministro Azzini. Este respondió que el gobierno mantenía
su independencia en materia económica a pesar del acuerdo con el FMI. Sin
embargo ni a la oposición ni a la opinión pública se les escapaba la
coincidencia de las medidas tomadas por la Ley de Reforma Cambiaria y las
propuestas del FMI.
La situación económica provocó
una mayor agitación social sucediéndose las huelgas como las del transporte,
ANCAP, UTE, Frigorífico Nacional y ferroviarios entre otros. En algunos casos
el gobierno reaccionó tomando medidas prontas de seguridad y reemplazando a los
trabajadores en huelga por funcionarios militares. Los Consejos de Salarios, donde
patrones y trabajadores negociaban los sueldos y las condiciones de trabajo,
siguieron funcionando, llegandose a algunos acuerdos como los de la industria
textil.
Al aumentar los conflictos el
herrerismo intentó reglamentar la actividad sindical, lo que en los hechos
significaba su limitación. El intento fue rechazado por la UBD, el batllismo y
la izquierda.
LAS ELECCIONES DE 1962
Para las elecciones de 1962 se
produjeron realineamientos en los partidos. En el Partido Colorado un sector de
los seguidores de Luis Batlle se desprendieron de la lista 15 y formaron la
lista 99. Su principal dirigente era Zelmar Michelini y reivindicaban los
contenidos tradicionales del batllismo que entendían se habían opacado en el
último gobierno colorado. Michelini había sido dirigente sindical de los
bancarios y diputado desde 1954. Utilizaba un lenguaje radical y renovador y
chocaba con los sectores más conservadores del P. Colorado. Planteaba la
necesidad de una mejor distribución de la riqueza, cambios en la tenencia de
las tierras y el antimperialismo.
Un intento de acercar a la lista
15 con la 14 fracasó y ambas llevaron sus propios candidatos. En la 15 Luis
Batlle seguía siendo la figura dominante y la 14, que pasó a llamarse “Unión
Colorada y Batllista” llevaba como figura principal al General Retirado Óscar
Gestido.
En el Partido Nacional tras la
muerte de Luis Alberto de Herrera, en 1959, el herrerismo se dividió. Un sector
dirigido por Eduardo Víctor Haedo y Alberto Heber, hicieron una alianza con la
UBD. Otro sector, encabezado por Martín Etchegoyen mantuvo la alianza con
Nardone. Un tercer grupo, la lista 41 de Enrique Erro, salió del Partido
Nacional y realizó un acuerdo con el Partido Socialista.
En la izquierda se produjeron
novedades. Tanto socialistas como comunistas realizaron una política de
alianzas con sectores desprendidos de los partidos tradicionales. El Partido
Socialista abandonó su postura moderada y cercana a la socialdemocracia europea
para volcarse a posturas nacionalistas y antimperialistas, rechazando su
tradicional política de conseguir pequeñas reformas por una línea
revolucionaria y leninista, cuyo principal ideólogo era Vivián Trías. Este proceso de radicalización, que se dio en
muchos grupos políticos latinoamericanos, estuvo influenciado por la Revolución
Cubana. A las elecciones se presentó en un alianza con un sector separado del
P. Nacional y bajo el nombre Unión Popular.
Por su parte el Partido Comunista
en su decimoctavo congreso, celebrado en agosto de 1962, proclamó la necesidad
de “una unidad sin exclusiones” para aglutinar fuerzas políticas que estuvieran
dispuestas a llevar adelante una “revolución agraria antiimperialista y
emprender el camino del socialismo”. Con algunos pequeños grupos desprendidos
de blancos y colorados formó el FIDEL (Frente Izquierda de Liberación).
La Unión Cívica, que en 1958
había perdido un tercio de su electorado, se dividió. Un sector mantuvo el
nombre y su tradicional postura católica conservadora, mientras que otro sector
se acercó a las ideas de izquierda y pasó a llamarse Partido Demócrata
Cristiano.
Las elecciones realizadas el 24
de noviembre de 1962 volvieron a dar la victoria al Partido Nacional pero con
un margen más ajustado que en 1958. Dentro de este lema el sector más votado
fue el del acuerdo de la UBD con Haedo y Heber.
EL SEGUNDO COLEGIADO BLANCO
La labor del segundo colegiado
blanco se vio paralizada por la búsqueda de acuerdos para poder tener mayorías
en el parlamento y por los enfrentamientos dentro del propio partido gobernante
(enfrentamiento de herreristas y ubedistas, separación del Movimiento de Rocha
de la UBD, etc). Estas múltiples divisiones, agravadas por el fallecimiento de
Nardone y de Fernández Crespo, líderes del ruralismo y de la UBD
respectivamente, debilitaron al gobierno que no pudo hacer frente al deterioro
de la economía.
La división de los partidos
tradicionales en corrientes y listas asumía características cada vez más
complejas. Para gobernar se requería entrar en negociaciones para lograr apoyo
y esos acuerdos implicaban, generalmente, un reparto de cargos.
Para obtener respaldo en las
cámaras y aprobar el presupuesto, la UBD tuvo que recurrir al apoyo de la lista
99 (colorada) y del Partido Demócrata Cristiano. La interpelación a los
ministros blancos de Hacienda (Salvador Ferrer Serra) y de Ganadería (Wilson
Ferreira Aldunate) por los propios senadores blancos, demuestra el grado de
diferencias que había dentro del partido gobernante.
Durante el segundo colegiado
blanco, en 1963, se dio a conocer el informe de la Comisión de Inversiones y
Desarrollo Económico (CIDE). Esta había sido creada en 1959 con el objetivo de
que hiciera un análisis de los problemas del Uruguay y recomendar soluciones.
La CIDE hizo un diagnóstico del estancamiento económico encontrando sus causas
en:
-el estancamiento del agro
provocado por el latifundio, el minifundio y la falta de tecnología.
-la falta de competencia de la
industria nacional que dependía de insumos importados (combustibles,
maquinaria) y que producía para un mercado interno pequeño.
-el enfrentamiento de los grupos
de presión para mantener o mejorar su situación.
- la inflación.
Las causas del estancamiento no
eran coyunturales sino estructurales; sólo un cambio de la estructura
económica, y especialmente de la explotación agropecuaria, podía revertir la
situación, según el informe.
El análisis y las propuestas de
la CIDE se enmarcaban dentro de la teoría “desarrollista” que en esos años se
difundió en América Latina y que tenía entre sus impulsores a la Comisión
Económica Para América Latina (CEPAL) y al economista argentino Raúl Prebisch.
Esta teoría económica se centraba en la necesidad de planificar el desarrollo
de los países. Las exitosas experiencias de economía planificada de los países
socialistas y de algunos países de Europa Occidental en la posguerra, servían
de ejemplo.
La CIDE propuso un plan de
desarrollo cuyo primer paso era lograr un acuerdo entre los empresarios, los
sindicatos y el gobierno para mantener fijas durante un años las tarifas
públicas, los salarios y los precios . Luego se debían encarar reformas a fondo
empezando por una reforma agraria ( con distribución de tierras y apoyo
tecnológico), y siguiendo por la reforma del sistema bancario, la educación y
la seguridad social. Una de las figuras destacadas del colegiado blanco, el
Ministro de Ganadería Wilson Ferreira Aldunate, presentó en octubre de 1964 un
plan de “vuelta al campo”, que incluía un proyecto de reforma agraria. La
Asociación Rural se manifestó en contra y el proyecto, como otras de las
reformas propuestas por la CIDE, no fue aprobado.
PROFUNDIZACIÓN DE LA CRISIS
ECONOMICA Y SOCIAL
En el año 1965 la situación económica
y social empeoró. En primer lugar se hicieron sentir las consecuencias de una
intensa sequía que perjudicó al sector agropecuario. Por otra parte se produjo
una crisis bancaria que provocó la quiebra del Banco Regional y del banco
Transatlántico.
El estancamiento agropecuario. La
crisis del sector agropecuario se venía arrastrando desde mediados de la década
del 50. Durante el primer colegiado blanco (1958.1962) se había intentado
abandonar el dirigismo estatal implantandose una política con orientaciones del
liberalismo económico, pero no se había logrado salir de ese estancamiento.
Durante el segundo colegiado blanco (1962-1966) se intentó aplicar el proyecto
de la CIDE de orientación desarrollista, pero el resultado tampoco era bueno,
más teniendo en cuenta que parte del proyecto ni siquiera se aplicó.
Del estudio realizado por la CIDE
se desprendía que el crecimiento de la producción agropecuaria entre 1959 y
1961 era del 1,6% anual; se necesitarían 44 años para que la producción se
duplicara. El mayor desarrollo se había dado en la agricultura para
industrializar: lino, girasol, arroz, etc. En cuanto a la ganadería se había
estancado la producción de ganado para carne, había crecido muy poco la
producción de lana y el mayor crecimiento correspondía a la lechería. Desde
hacía varias decenas de años el ganado vacuno estaba en alrededor de 8 millones
de cabezas.
Cada vez era más evidente el
atraso tecnológico y la mala distribución de las tierras. En Uruguay una res
necesitaba entre 4 y 5 años para estar apta para faenar y la tasa de
reproducción anual era de 56% (72% era en Argentina y 85% en Australia). Para
obtener una tonelada de carne en el frigorífico, se necesitaba mantener en
pastoreo 26 vacunos, mientras en Argentina bastaba con 17 animales. En cuanto a
la tenencia de la tierra se mantenían el latifundio y el minifundio.
Los problemas de la
industria. La reforma cambiaria de 1959
le había quitado a la industria parte de la protección que recibía del estado.
En 1963 la industria producía la mitad de lo que le permitía su capacidad.
Había bajado la producción y por lo tanto también habían bajado las
oportunidades de empleo. A haber menos empleo había menos consumo y como la
industria producía para el mercado interno, descendía el consumo y en consecuencia
seguía bajando la producción.
Las industrias dinámicas, que se
habían desarrollado en base al proteccionismo del estado durante el
neobatllismo, fueron las que tuvieron más problemas, especialmente las
industrias del caucho, la metalúrgica y las de fabricación de equipos
eléctricos.
En los años 60 se observan las
siguientes características de la industria uruguaya:
a) en las industrias
tradicionales predominaban establecimientos grandes con gran concentración de
trabajadores, mientras en las industrias dinámicas predominaban los establecimientos
medianos (menos de 100 trabajadores) o pequeños (menos de 20 trabajadores).
b) escasa importancia de la
industria nacional en las exportaciones, con la excepción de la industria de la
carne y de la lana.
c) mantenimiento de técnicas
tradicionales y bajos niveles de eficiencia de las instalaciones, lo que
reducía la calidad de los productos y su competitividad.
El desarrollo de los bancos y las
actividades especulativas. A partir de
la reforma cambiaria impulsada por el ministro Azzini durante le primer
colegiado blanco, se multiplicó la cantidad de bancos instalados en Uruguay. En
1963 había 63 bancos privados con cerca de 500 sucursales en todo el país. Esta
cifra era desproporcionada teniendo en cuenta la población que tenía el
Uruguay. Promedialmente había un banco cada 4.500 habitantes, mientras en
Argentina había uno cada 14.000 habitantes. Además se instalaban otro tipo de
negocios financieros conocidos como “casas bancarias”, cuyo funcionamiento no
estaba regulado por la ley y por lo tanto carecían de control.
Gran parte de las actividades
realizadas por los bancos privados y las casas bancarias giraban en torno a la
especulación:
a) especulaban con la compra y
venta de moneda extranjera.
b) intermediaban en la
especulación de otros, otorgando créditos a los estancieros mientras estos
retenían sus productos y no los exportaban presionando al gobierno para que
devaluara la moneda nacional. Los grandes productores almacenaban la lana en
los galpones y obtenían el préstamo para continuar sus actividades y el
gobierno que necesitaba que se hicieran las exportaciones para que ingresara
moneda extranjera que se volcaba al pago de las importaciones, debía ceder
devaluando el peso uruguayo. De esta manera los estancieros exportadores
obtenían mayor cantidad de pesos uruguayos por los dólares que recibían de su
exportación. La devaluación también le servía a los bancos que especulaban con
la compra y venta de moneda extranjera.
c) eran el vehículo a través del
cual se producía la fuga de capitales, es decir la salida del país para
invertir en otros países de dinero obtenido en la producción dentro del
Uruguay. Ese dinero no se reinvertía dentro del país (por ejemplo mejorando la
tecnología o pagando mejores salarios a la mano de obra calificada) sino que se
enviaba a través de los bancos hacia el exterior, generalmente a depositar en
lugares donde se pagaba mayor interés por los depósitos.
Las actividades especulativas sin
freno en medio del estancamiento del país provocaron una crisis bancaria. En
abril de 1965 uno de los bancos privados más importantes, el Banco
Transatlántico, no pudo hacer frente a sus compromisos y quebró. El temor de
que se produjera una corrida de los depositantes para retirar sus depósitos en
otros bancos (porque a la caída del Banco Transatlántico podía seguirla la
caída de otros) llevó al estado a intervenir varios bancos y establecer que el
Banco República sería garantía de los depósitos hechos en los bancos privados.
Los bancos permanecieron cerrados durante dos semanas para evitar los retiros
de depósitos. También se establecieron mayores controles sobre las operaciones
de los bancos. El resultado fue que disminuyó la cantidad de bancos, pero no la
especulación que se concentró en menos manos y sobretodo en casas bancarias extranjeras
con filiales en Uruguay que se vieron menos afectadas por la crisis bancaria.
Problemas sociales. Mientras los precios subían (88% en 1965) los
salarios bajaban. Tomando como base 100 en el año 1957, el salario real bajó a
80 en 1966. Mientras algunos sectores privilegiados aumentaron sus ingresos en
forma permanente, otros, como las clases medias y bajas, que tenían ingresos
fijos (salarios), sufrieron el impacto de la inflación. Comenzó a difundirse el
trabajo “informal” al margen de la legalidad, la subocupación y el doble empleo
para poder complementar los salarios bajos. En los alrededores de Montevideo se
empezaron a ver asentamientos precarios, “los cantegriles”, donde proliferaba
la miseria que era engrosada por la permanente migración del interior hacia la
capital buscando mejores condiciones de vida.
El “éxodo rural”, traslado de
población hacia las ciudades, y en el caso de Uruguay especialmente hacia
Montevideo, se mantuvo y acentuó en esos años. En 1950 la población rural era
el 20% de la población total del país. En 1960 había descendido al 15% y diez
años después, en 1970 bajó al 11%.
La organización sindical había
progresado tanto entre los obreros industriales como entre los “cuellos
blancos” o sea los trabajadores de oficinas, como bancarios, funcionarios
públicos, etc. A fines de la década del 50 se reinició el diálogo entre las
diversas organizaciones sindicales tratando de formar una central única que
reuniera a todos los sindicatos para lograr mayor fuerza en sus reivindicaciones.
Esta central única se concretó en 1964 con la formación de la Convención
Nacional de Trabajadores (CNT).
En el interior y en las zonas
rurales la sindicalización de los trabajadores era difícil y existía una fuerte
represión realizada por los sectores patronales. Quines intentaban formar
sindicatos eran despedidos y circulaban “listas negras” con nombres de
sindicalistas que no eran tomados para ningún empleo. A pesar de esto se
hicieron esfuerzos para lograr la organización en aquellos lugares donde se concentraban
cantidades considerables de trabajadores. Un ejemplo es la creación de la UTAA,
Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas, integrada por los cañeros que
trabajaban en la recolección de caña de azúcar en el norte del país. La UTAA
organizó varias “marchas de cañeros” hacia la ciudad de Montevideo para dar a
conocer sus malas condiciones de vida.
También los estudiantes se
movilizaban a través de la FEUU, Federación de Estudiantes Universitarios del
Uruguay, reclamando no sólo por todo aquello que los afectaba como estudiantes
sino por transformaciones económicas y sociales. Llevaron acciones conjuntas
con los sindicatos de trabajadores poniendo en práctica la consigna “obreros y
estudiantes unidos y adelante”.
LA REFORMA CONSTITUCIONAL Y LAS
ELECCIONES DE 1966
Los sectores políticos
predominantes, al no hallar solución a la crisis, culparon a la constitución de
los males del país y se plantearon su reforma. La población, que había recibido
con frialdad la reforma anterior, la del año 1952, no sentía atracción por el
sistema colegiado y lo veía como un organismo irresoluto, donde se discutía
mucho y se resolvía poco. Por lo tanto desde diversos sectores políticos se
impulsó la reforma de la constitución.
En las elecciones de noviembre de
1966 se presentaron cuatro proyectos de reforma, conocidos por el color de la
papeleta con los que se votaba:
- la reforma amarilla iniciada
por algunos sindicatos y apoyada por el Partido Comunista que proponía volver
al Poder Ejecutivo unipersonal, eligiendose el presidente en hojas separadas a
las de diputados y senadores, y eliminaba las medidas prontas de seguridad para
quitarle poder al presidente.
- la reforma gris inicialmente
presentada por el Partido Nacional y que proponía volver al Poder Ejecutivo
unipersonal aumentando los poderes del presidente y limitando algunos de los
derechos individuales.
-la reforma rosada presentada
inicialmente por el Partido Colorado, también proponía volver al ejecutivo
unipersonal y aumentaba los poderes del presidente, pero fue dejada de lado al
lograrse un acuerdo entre sectores colorados y blancos que dio origen al cuarto
proyecto de reforma:
- la reforma naranja que fue que
obtuvo el apoyo de la mayoría de los votantes (el 75% de quienes votaron). La
reforma establecía significativos cambios en el Poder Ejecutivo: se eliminó el
Consejo de Gobierno y se volvió al sistema unipersonal, o sea un Presidente,
que sería electo cada 5 años y no podía ser reelecto. Acompañaban al presidente
en su actuación un ministro, varios de ellos o el Consejo de Ministros.
La nueva constitución amplió las
potestades del Poder Ejecutivo. Le dio la iniciativa exclusiva para presentar
leyes referidas al orden económico y financiero del país (por ejemplo para
aumentar el número de empleos públicos, aumentar los gastos del estado), la
posibilidad de vetar leyes aprobadas por la Asamblea General (veto que ésta
podía levantar pero con 3/5 de legisladores). Además el presidente podía enviar
proyectos de ley de “urgente consideración” a la Asamblea y ésta tenía un plazo
perentorio para rechazarlos, sino quedaban automáticamente aprobados. También
incrementó el control del poder Ejecutivo sobre los entes autónomos.
El mismo día que se plebiscitó la
reforma constitucional se celebraron las elecciones para elegir presidente.
Continuaba acrecentandose la división la fragmentación interna de los partidos
tradicionales: los colorados presentaron cinco candidaturas a la presidencia y
los blancos tres. Bajo el mismo lema, blanco o colorado, se presentaban
tendencias muy distintas y hasta contradictorias.
En el Partido Colorado el sublema
Unión Colorada y Batllista (ex-lista 14), llevaba como candidato a la
presidencia a Óscar Gestido, general retirado que había logrado el respaldo de
la opinión pública por su buena administración como director de PLUNA y de AFE.
Por su parte la lista 15 postulaba a Jorge Batlle quien tenía una propuesta
económica liberal alejada del tradicional batllismo y de la propuesta original
del quincismo fundado por su padre Luis Batlle Berres. La lista 99 postulaba a
Zelmar Michelini quien se mostraba partidario de la planificación estatal y
aplicar políticas de mayor justicia social. Había otras dos candidaturas
coloradas que eran partidarias de mantener el sistema colegiado del Poder
Ejecutivo: Amílcar Vasconcellos y Justino Jiménez de Aréchaga.
En el Partido Nacional se
presentaban como candidatos a la presidencia: Martín Etchegoyen por una alianza
de ex-ubedistas, herreristas y ruralistas; Alberto Gallinal por el Movimiento
Nacional de Rocha y Divisa Blanca; Alberto Heber por el herrerismo.
En los partidos de izquierda
también se observó la fragmentación y el Partido Socialista concurrió a las
elecciones con dos tendencias: una moderada encabezada por Emilio Frugoni y
otra más radical que proponía como presidente a José Pedro Cardozo. Como en el
año 1962 se presentó una coalición de grupos encabezados por el Partido
Comunista bajo el lema FIDEL.
Los sectores cristianos también
fueron divididos: un sector más cercano a la izquierda (el Partido Demócrata
Cristiano) y otro conservador (el Movimiento Social Cristiano).
Las elecciones del 27 de
noviembre de 1966 dieron ganador a Óscar Gestido, interpretandose este hecho
como la búsqueda de una autoridad fuerte ( por la formación militar del
candidato) y una administración seria (por sus antecedentes en la
administración de PLUNA y AFE).
Gestido designó un consejo de
ministros que mostraba la ambiguedad de la política a seguir; había un
desarrollista como Luis Faroppa en la Oficina de Planeamiento y un liberal como
Carlos Vegh Garzón en el Ministerio de Economía. El aumento de la inflación
provocó movilizaciones populares y la respuesta de Gestido fue implantar las
medidas prontas de seguridad, lo que significaba suspender los derechos
individuales. Esto provocó la renuncia de una parte de los ministros. El 23 de
octubre Gestido anunció modificaciones importantes en la economía: se designó
ministro a Cesar Charlone (había sido ministro de Gabriel Terra) y se decretó
una fuerte devaluación del peso. Enseguida llegó al país una misión del Fondo
Monetario Internacional. Parecía que Gestido iba a incluir a Uruguay en la
política económica fondomonetarista.
Pero no tuvo tiempo de ver su
obra porque el 6 de diciembre de 1967 falleció, cuando apenas hacía seis meses
que había asumido la presidencia.
LA PRESIDENCIA DE PACHECO ARECO
Al morir el presidente asumió el
gobierno el vicepresidente Jorge Pacheco Areco. Este no tenía muchos
antecedentes políticos aunque pertenecía a una vieja familia montevideana y
entre sus familiares antecesores hubo figuras que habían ocupado importantes
cargos públicos. Había estudiado Derecho abandonado la carrera y había
practicado boxeo (por eso en muchas caricaturas aparece representado con
guantes de box, haciendo alusión además al uso de la fuerza). En 1962 había
sido electo diputado.
A la semana de asumir la
presidencia Pacheco tomó medidas que adelantaba como sería su gobierno: disolvió
al Partido Socialista, a la Federación Anarquista y a otros movimientos
izquierdistas menores y suspendió la publicación de los periódicos “El Sol” y
“Epoca” acusándolos de estar vinculados a la acción del movimiento guerrillero.
Otro paso importante fue el
cambio del consejo de ministros en mayo de 1868, con la intención de reforzar
la tendencia liberal y fondomonetarista. Se mantuvo a Charlone en Economía y se
incorporaron figuras vinculadas a los medios empresariales como Jorge Peirano
Facio, Carlos Frick Davies y José Serrato. Se aumentaba así la presencia de
representantes de los sectores económicos dominantes, especialmente de la
banca, capaces de tomar medidas antipopulares sin tener que rendir cuentas al
electorado; al no ser políticos “de profesión” no dependían de las elecciones y
no tenían que pagar “costos políticos”.
En junio se implantaron medidas
prontas de seguridad con motivo de una huelga de empleados bancarios. Poco
después Pacheco decretó la congelación de precios y salarios, anulando el
esperado ajuste salarial que se esperaba para el día 1 de julio. En los
primeros seis meses del año se había dado un gran aumento de precios que no
había sido acompañada por el aumento de salarios, por lo que el congelamiento
significaba una reducción salarial. Las medidas de seguridad eran para impedir
las protestas ante esa rebaja. La congelación de los salarios coincidía con la
postura del FMI de que la inflación era producto de una demanda excesiva
provocada por el aumento de sueldos. Había que reducir las posibilidades de
comprar para detener la suba de los precios. Para controlar los precios,
también fijados por el gobierno se creó la Comisión de Productividad Precios e
Ingresos (COPRIN). Uno de los resultados del control de precios fue que muchos
productos desaparecieron de la venta al público provocando escases. Esos mismo
productos se vendían clandestinamente a un precio superior (mercado negro)
¿Con qué poyo contaba Pacheco? En
el Partido Colorado lo apoyaban su sector, la Unión Colorada y Batllista, y
Unidad y Reforma (lista 15) sector que era liderado por Jorge Batlle, hijo de
Batlle Berres. No lo apoyaban los sectores dirigidos por Zelmar Michelini
(lista 99) y Amílcar Vasconcellos. Pacheco busco ampliar su apoyo en el
parlamento con sectores del Partido Nacional, logrando la alianza del sector
más conservador del herrerismo dirigido por Martín Etchegoyen.
Pacheco contaba también con el
apoyo de los sectores empresariales que veían en el uso de la mano dura la
posibilidad de frenar los reclamos de los gremios de trabajadores. Como forma
de apoyar al gobierno abandonaron sus actividades especulativas para mejorar la
economía y hacer de Pacheco un presidente que contara con el apoyo de la clase
media que reclamaba estabilidad.
Además Pacheco buscó el apoyo de
la población motivando el nacionalismo, planteando que estaba en juego la
supervivencia del Uruguay ante un enemigo externo. Se presentaba a si mismo
como “el defensor de las libertades amenazadas” y como el gobernante que está
“solo con su pueblo”. De esta manera mostraba una imagen de conductor líder que
no es político, imagen que podía ser útil en una sociedad que empezaba a mirar
con desconfianza y recelo a “los políticos”.
Las medidas de Pacheco fueron
volviéndose cada vez más autoritarias y contrarias a las libertades. Desde la
oposición se comenzó a hablar del “pachecato”, insinuándose que el presidente
gobernaba al margen de la constitución.
Entre esas medidas autoritarias
se encuentran:
1) El uso permanente de las
medidas prontas de seguridad que en la Constitución estaban previstas sólo para
casos excepcionales (entre 1968 y 1971 se aplicaron en todo el período salvo
durante tres meses).
2) Violación de los derechos
humanos, uso de malos tratos y torturas según lo comprobó el Senado en un
informe de 1969.
3) Limitación de la libertad de
prensa: se prohibía informar de paros, huelgas y acciones de la guerrilla, y se
clausuraron varias publicaciones.
4) Militarización de los
funcionarios públicos (y también los privados en el caso de los bancos) para
obligarlos a trabajar e impedir que hicieran huelga.
5) La intervención de organismos
públicos desconociendo su autonomía. El presidente dispuso la intervención del
Consejo de Secundaria y de la Universidad del Trabajo, de UTE y de AFE.
6) El uso de la fuerza policial
para impedir cualquier manifestación de protesta contra el gobierno. Se fue
haciendo normal que las movilizaciones sociales fueran reprimidas con
cachiporras, lanza-aguas, gases y finalmente con armas de fuego. La violencia
se fue transformando en algo cotidiano y a medida que se hacía más común, tanto
la del gobierno como la de la guerrilla, la población comenzó a mostrarse
indiferente.
El 14 de agosto de 1968 murió el
estudiante Liber Arce luego de ser baleado por la policía en una manifestación.
En setiembre murieron dos estudiantes más: Susana Pintos y Hugo de los Santos,
mientras hacían una “pintada”. En enero de 1969 fue muerto el obrero municipal
Arturo Recalde y en julio y setiembre de 1971 fueron muertos dos estudiantes
más: Heber Nieto y Julio Spósito.
¿Qué actitud tomó el Poder
Legislativo ante estos desbordes del Ejecutivo? El Parlamento estaba ante el
dilema de reprimir la violencia de la guerrilla sin darle pie al presidente
para reprimir en general. Los legisladores pertenecientes a los sectotres que
apoyaban a Pacheco consideraban que si se limitaba el accionar del Poder
Ejecutivo se estaba favoreciendo a la guerrilla y preferían el autoritarismo
del presidente. Los sectores de la oposición se mostraban vacilantes, sobretodo
del Partido Nacional. La izquierda, que tenía pocos representantes en el
legislativo, intentó detener el autoritarismo del gobierno creando una Comisión
de Defensa de las Libertades.
Ante la inercia de los partidos
políticos y el aumento del autoritarismo del Poder Ejecutivo, se fue
desarrollando, sobretodo en los jóvenes, la idea de que la fuerza podía ser un
instrumento válido para hacer los cambios. Y a la violencia de un lado se le
contestaba con la violencia de otro lado.
LA GUERRILLA URBANA: LOS
TUPAMAROS
En los años 60 el desprestigio de
la clase política aumentó rápidamente. A la incapacidad para enfrentar la
crisis se agregaba la corrupción, el clientelismo (otorgar cargos públicos a
cambio del voto) y los privilegios que los políticos se votaban para sí. Entre
estos privilegios se encontraban un sistema de jubilaciones especiales para
quienes ocupaban cargos de gobierno, una ley que otorgaba préstamos de hasta 10
salarios a los legisladores, préstamos especiales para la compra de viviendas y
la famosa “ley de autos baratos” que permitía a los legisladores importar
automóviles sin pagar impuestos.
La desilusión de los votantes se
puede observar en el cambio de los sectores más votados en cada elección; era
evidente que la mayoría desconforme buscaba un cambio: en 1954 había ganado la
15; en 1958 había ganado el herrerismo, en 1962 la UBD, y en 1966 la Unión
Colorada y Batllista. El cambio se buscaba dentro de las opciones que ofrecían
los partidos tradicionales.
Los sectores de izquierda que
habían conformado alianzas electorales no habían obtenido todo el respaldo que
esperaban. Mientras el Partido Comunista realizaba una estrategia de ir sumando
voluntades a largo plazo, algunos sectores de izquierda consideraban que era
necesaria una solución más rápida. El triunfo de la revolución cubana en 1959
fue un estímulo para plantearse alternativas que no pasaban necesariamente por
las urnas electorales. El propio régimen cubano de Fidel Castro prometía apoyar
a todos los movimientos latinoamericanos que se plantearan la lucha
antiimperialista. Los partidos de izquierda de Latinoamérica, incluyendo los
uruguayos, consideraban a los gobiernos locales como títeres de los intereses de
EEUU, por lo tanto la lucha contra “el imperialismo yanqui” era también una
lucha contra los gobiernos locales acusados de corrupción, autoritarismo, etc.
Todos estos factores, internos y
externos, fueron dando forma a un movimiento que buscó los cambios mediante el
uso de la fuerza: el uso de la lucha armada para conseguir el gobierno. El giro
autoritario de los gobiernos del 60 les dio una justificación: ya no se podía
esperar nada de las vías legales.La principal organización armada fue el
Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T). Su origen se encuentra en
la coordinación de varios movimientos, algunos creados para el uso de la acción
directa y otros para defenderse de la represión. Fue importante en su creación
el sindicato de cañeros de Bella Unión (UTAA) y grupos de jóvenes que se habían
separado de los partidos de izquierda. Entre estos jóvenes se encontraba quien
iba a ser su máximo dirigente: Raúl Sendic. Militante del Partido Socialista y
estudiante de Abogacía, se trasladó al interior con la intención de organizar a
los trabajadores rurales. Allí surgió su vinculación con los “peludos”, los
trabajadores de caña de azúcar del norte del país que vivían en miserables
condiciones.
En una primera etapa sus
actividades estaban dirigidas a conseguir armas y dinero, siendo una de sus
primeras acciones el asalto al Club de Tiro de Nueva Helvecia en 1963. Pero su
organización recién se concretó en 1965 y va a aparecer a la luz público en
1966 cuando tienen su primer enfrentamiento con la policía.
Los tupamaros consideraban más
importante el accionar que el debate ideológico: “las ideas nos separan la
acción nos une” sostenían. Por lo tanto no tenían una ideología clara y
definida como era tradicional en los grupos de izquierda. Precisamente esto
permitió la presencia de militantes de distinto origen (socialistas,
comunistas, anarquistas, cristianos, blancos y colorados). En los primeros
documentos publicados se establecía como objetivos la liberación nacional del
control que hacían las empresas trasnacionales, el antiimperialismo, la solidaridad,
la lucha contra la corrupción. Eran ideales típicos de los jóvenes de clase
media urbana que se sintieron atraídos por esta organización. Incluso una parte
considerable de la población no vio mal, que aún usando medios violentos, se
descubrieran negociados y delitos económicos de las grandes empresas.
Un ejemplo del accionar del MLN-T
fue el asalto a la Financiera Monty en febrero de 1969. Además de llevarse el
dinero, retiraron los libros de contabilidad de la empresa donde constaban
actividades ilícitas que involucraban a funcionarios del gobierno. La
documentación fue entregada luego a un juez para que procediera judicialmente.
También se veía con cierta simpatía el asalto a los supermercados y la
posterior entrega de los alimentos en los cantegriles.
Pero los enfrentamientos con la
policía, el copamiento de la ciudad de Pando y el secuestro de dirigentes
políticos o diplomáticos extranjeros, le fue quitando apoyo de la población y
provocó su aislamiento, incluso con respeto al resto de la izquierda. Entre los
hechos más violentos se encuentran la voladura con explosivos de las fábricas
de General Motors y Sudamtex y el asesinato del estadounidense Dan Mitrione,
integrante de la CIA que asesoraba a la policía de Montevideo. Entre 1969 y
1971 se produce el momento de mayor dureza por el enfrentamiento a Jorge
Pacheco Areco, quien había decidido “no negociar con delincuentes”.
A medida que el MLN-T fue
creciendo en integrantes y extendiendo sus actividades se fue proponiendo
nuevas formas de accionar. Tratando de poner en práctica las ideas de Ernesto
Guevara sobre el “foquismo” (crear un “foco” revolucionario, o sea un
territorio liberado donde la guerrilla pudiera gobernar y crear así gobierno
revolucionario para contraponer al estado), se decidió llevar sus actividades
al interior del país. Se creó el Plan Tatú consistente en crear refugios
subterráneos desde donde operar con mayor cobertura (imitando lo realizado por
los vietnamitas en su lucha contra EEUU).
El MLN-T fue el grupo armado más
importante pero no el único. Aparecieron otras organizaciones que realizaron
actividades de menor magnitud como la Organización Popular Revolucionaria
(OPR-33) y el Movimiento Revolucionario Oriental (MRO). Por su parte desde la
derecha aparecieron grupos minoritarios que utilizaron la violencia contra
militantes de izquierda: la Juventud Uruguaya de Pie (JUP) y el Comando Caza
Tupamaros.
LAS ELECCIONES DE 1971
Dos novedades importantes se
producen en las elecciones de 1971. Una es el intento de la Unión Colorada y
Batllista de reelegir a Jorge Pacheco Areco como presidente; para lograr la
reelección era necesaria una reforma de la constitución la que se plebiscitó el
mismo día del acto electoral. Por lo tanto quienes votaban a Pacheco también
votaban por la reforma de la constitución y también tenían que votar por el
otro candidato propuesto por la Unión Colorada y Batllista por si no salía la
reforma de la constitución.
La otra novedad fue la unión de
los grupos de izquierda y de sectores desprendidos de los partidos
tradicionales para formar el Frente Amplio. A comienzos de 1971 la lista 99 de
Zelmar Michelini y el Partido Demócrata Cristiano convocaron a otras fuerzas
políticas para constituir un frente de partidos que llevara adelante cambios
económicos y sociales. A esta convocatoria se adhirieron grupos y dirigentes de
los partidos tradicionales (Alba Roballo, Francisco Rodríguez Camusso), el
Partido Socialista, el Partido Comunista, la Unión Popular de Enrique Erro y
otros grupos de izquierda que se habían ido formando a fines de la década del
60. También participaban destacados intelectuales y figuras independientes como
el periodista Carlos Quijano (director del semanario Marcha), el Dr. Juan José
Crottogini, etc. El frente Amplio presentó como candidato a la presidencia al
General retirado Liber Seregni que había sido jefe de la Región Militar Nº 1 y
había renunciado por discrepancias con Pacheco.
En el Partido Colorado se
presentaban los “pachequistas” con dos candidatos: Pacheco (si se aprobaba la
reforma constitucional y salía la reelección) y Juan María Bordaberry
(ex-integrante del ruralismo de Nardone). El Batllismo tenía dos candidatos:
Jorge Batlle por la lista 15 y Amilcar Vasconcellos por los batllistas
radicales.
En el Partido Nacional había dos
candidatos con propuestas bien diferentes: Wilson Ferreira Aldunate con una
propuesta reformista (“Nuestro compromiso con UD.”) que se acercaba a las
propuestas de la izquierda y el Gral. Mario Aguerrondo con una propuesta
conservadora y autoritaria cercana a la del pachequismo.
En las elecciones de noviembre de
1971 triunfó el Partido Colorado por un estrecho margen: 12 mil votos más que
le P. Nacional. No alcanzaron los votos para reformar la constitución y
Pacheco, a pesar de ser el candidato colorado más votado, no fue reelecto. El
nuevo presidente era Juan María Bordaberry. La izquierda reunida en el Frente
Amplio logró el 18% de los votos constituyendose en la tercera fuerza política
del país. Se había roto el bipartidismo.
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