EL URUGUAY DE LOS
AÑOS 30
El año 1929 fue terrible por dos hechos muy importantes -uno
externo y otro interno- que afectarían seriamente la vida del país.
El primero fue la crisis económica mundial que estalló en la
Bolsa de Nueva York. Esta tuvo efectos
en cadena que afectaron intensamente la vida económica del país.El segundo fue
la muerte de Don José Battle y Ordoñez (20 de octubre de 1929). La muerte de
Battle dejo al Partido Colorado sin marcos de referencia porque Battle, aunque
jefe de un sector, era también la referencia obligada de todo el Partido
Colorado y quien mantenía, a toda costa, el acuerdo colorado para lograr la
leve mayoría que lo separaba de los blancos. Battle había sido por 30 años la
figura central de la política uruguaya, quien había sentado las bases para el
país del futuro. Se mantuvo en actividad hasta el último momento de su vida y
su ausencia, sin duda alguna, no pasaba inadvertida.
El entierro de Battle fue multitudinario y las muestras de
pesar de la ciudadanía confirmaron el lugar que su figura ocupaba en nuestra
historia.Los comienzos de la década de 1930 marcaron el fin de una etapa en la
vida del país en la que se habían alcanzado importantes conquistas.En el plano
político se habían producido la consolidación de la democracia y, en materia económica
y social, la legislación reformista promovida por el battlismo colocó a nuestro
país en el primer lugar de América.
- Las repercusiones de la crisis que estalló en los EEUU en 1929
La depresión de 1929 provocó la contracción de la
producción, de los ingresos y de los niveles de ocupación en los países
desarrollados, disminuyendo las importaciones y el volumen de comercio
internacional. La profundidad y prolongación de la crisis llevó a los países
desarrollados a adoptar una serie de medidas fuertemente proteccionistas que tenían
por finalidad aislar las economías nacionales de las fluctuaciones de las
balanzas de pago, posibilitando la adopción de políticas monetarias y fiscales
compensatorias. El volumen físico de las exportaciones cayó un 25% entre 1929 y
1933 y los precios en más de un 30%. No todo el descenso se debió a la política
comercial de los países desarrollados: muchos países del resto del mundo
comenzaron una política de desarrollo industrial, disminuyendo su dependencia
(transitoriamente) de los productos manufacturados de Europa, como consecuencia
tardía del aislamiento en que se encontraron durante la guerra y la inmediata
posguerra. Pero además el comercio internacional disminuyó, quizás en forma más
determinante que la política comercial de los países desarrollados y la
industrial del resto, por la contracción de la demanda en los países ricos como
consecuencia de la crisis.
Estados Unidos ya no dependía de los productos europeos,
debido al rápido desarrollo logrado en los años de la primera posguerra, lo que
exigió un ajuste de las relaciones comerciales europeas entre sí y con sus
proveedores de productos primarios de las zonas templadas. El aumento de la
protección agrícola por parte de los países industrializados, que no estaban
dispuestos a aceptar los reajustes estructurales que exigía la creciente división
internacional del trabajo, redujo aún más el comercio de productos alimenticios.
Esto obligó a los Estados de los países de menor desarrollo, perjudicados por
estos cambios, a intervenir en las cuestiones económicas transformando el
patrón de crecimiento del sur del continente americano. Sus economías se
dinamizaron a través de la industria, con la naciente sustitución de
importaciones, en detrimento de las actividades comerciales y agropecuarias aún
cuando estas no perdieron preeminencia en la acumulación de capital.
El movimiento internacional de capitales también fue
fuertemente afectado por la crisis. La disminución de los ahorros en los países
exportadores de capital y la dificultad de los países deudores para pagar los
servicios de la deuda contrajeron el flujo de capitales, invirtiéndose en
muchos casos la corriente tradicional al recuperarse parte de las inversiones
realizadas. La Gran Depresión produjo la desintegración del patrón oro, luego
de la vuelta a los tipos de cambio fijos del patrón oro que había ocurrido
durante los años 20. La crisis provocó la caída de la confianza en las monedas
claves de los países que monopolizaban el comercio mundial, lo que obligó a una
política deflacionista que agravó la recesión y aumentó la fuga de capitales,
precipitando el quiebre del sistema monetario en vigor. Tras la depresión el
patrón de cambios oro había desaparecido y la mayoría de los países adoptó
tipos de cambio fluctuantes dirigidos, en una política de aislar sus países de
la recesión mundial a la vez que depreciaron fuertemente su moneda en una serie
de devaluaciones competitivas. Sin embargo el desempleo permaneció alto hasta
la gran conflagración que se desata en 1939: la Segunda Guerra Mundial.
- La reacción de los sectores conservadores de nuestro país,
desconformes con la política reformista
- Las divisiones políticas existentes en los grandes partidos;
en particular, en el Partido Colorado la actitud independiente que asumió el
nuevo presidente Gabriel Terra, generó discrepancias con el resto del
battlismo.
REPERCUSIONES ECONÓMICAS DE LA CRISIS DE 1929 EN URUGUAY
La crisis de 1929 tuvo importantes efectos a nivel mundial,
en especial para los países productores de alimentos o materias primas.
En Uruguay las consecuencias más importantes fueron:
- La disminución de los precios internacionales de nuestras
exportaciones
- La caída de la demanda mundial de materia prima y
productos alimenticios
- Dificultades en la obtención de créditos ante la
retracción de capitales.
- A nivel social, el aumento de los desocupados, (30.000
desocupados en 1930, casi la tercera parte del total de asalariados)
- Descenso del poder adquisitivo de los trabajadores y
jubilados..
Comentarios